Si has invertido, esto que te cuento hoy te ha pasado. Y si todavía no lo has hecho, te va a pasar. Te va a pasar si algún día inviertes, claro.

Porque si estás aquí supongo que es porque tienes ese interés en la inversión. O no, sería raro, aunque cosas más raras se han visto…

Vamos al tema, que me enrollo.

Esto que te voy a contar lo viví con 14 años. Hace 20, concretamente.

Estaba con mis amigos en el barrio, tomando unos helados de vainilla que costaban 20 pesetas, es decir, muy pocos céntimos al cambio.

Mientras saboreábamos los helados, charlábamos sobre cuál era la mejor forma de que mi amigo Manu dejase a su novia.   Él tenía 100% claro que la iba a dejar, la discusión era sobre cómo hacerlo: por sms, llamada, quedando en persona…   Y ahí estábamos, envueltos en un debate eterno cuando, de repente, su teléfono sonó.   Era ella, la chica a la que él iba a dejar. Concretamente era un sms en el que le decía que no quería seguir siendo su novia, que le dejaba.   ¡BOOOOOOMBA!   Lo que nos reímos ese día creo que pocas veces en la vida lo he podido igualar. Fue inolvidable.   Ahora es cuando te estarás preguntando: ¿Esto qué tiene que ver con la inversión?   Pues mucho, te contesto yo. Mucho porque hace pocos días me ocurrió una cosa muy parecida. Algo que nos pasa a todos los inversores.   Una criptomoneda que tenía comprada y con la que llevaba un tiempo perdiendo pasta, pegó una buena subida en varios días. Esta subida hizo que la inversión se pusiera positiva.   En ese momento pensé: «Rodri, vende y pa la saca». Luego pensé: «Déjalo un poco más por si sigue subiendo». Y más tarde me dije: «Mañana lo vendo».   ¿Resultado? El mercado se me adelantó, como la novia de mi amigo Manu. Hostión de los gordos, otra vez a palmar.   Esto pasa, es lo que hay. Aunque tengo una buena noticia: tiene solución.   Otro día hablaremos de eso.  

¡Feliz inicio de semana!

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